viernes, 10 de febrero de 2017

LOS SIUX EN SU ÚLTIMA BATALLA CONTRA EE.UU

¡Bien venidos por la defensa de las montañas y del medio ambiente!


CONSTRUYEN OLEODUCTO ATRAVESANDO SUS TERRITORIOS


Cerca de 10.000 activistas acampan a la espera del desalojo y 2.000 veteranos de guerra se han trasladado al campamento siux para defender a los indígenas ante la amenaza de desalojo






Por: Jawuacholo

Y va más allá de la oposición al oleoducto de 3.800 millones de dólares que atravesaría territorio indio y pequeñas granjas en esta región olvidada de EE.UU. indígenas de tribus de todo el país han tomado la decisión de luchar al lado de los pueblos lakota y dakota o sioux porque ven en esta batalla un segundo choque de mundos, no menos fatídica que la conquista, o como se dio en el norte, el genocidio de los siglos XVI-XIX.

La construcción del polémico oleoducto de Dakota Access, que amenaza la tierra de los sioux, está más cerca de la realidad. El proyecto, que fue bloqueados por la administración Obama por precauciones medioambientales, ha superado este martes un último paso para su finalización, después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, pidiera su aprobación urgente.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., que administra las tierras por donde tiene que pasar la enorme tubería, ha concedido el permiso necesario a la empresa Energy Transfer Partners LP para terminar la construcción a pesar de que en diciembre la misma institución denegó su autorización y anunció una revisión del impacto medioambiental.
Pocos días después de llegar al poder, Trump ordenó retomar la construcción de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access cuyos proyectos fueron suspendidos bajo el mandato de Barack Obama.


 El proyecto prevé que el oleoducto, con una inversión de 3.800 millones de dólares, atraviese el río Misuri y el lago artificial Oahe, fuentes de agua potable para la tribu Standing Rock Sioux. De hecho, los sioux han prometido una batalla legal después de la concesión del Ejército estadounidense.

Tanto los nativos americanos como grupos ecologistas se oponen a ello por el temor ante una posible fuga del oleoducto, que significaría una catástrofe medioambiental de gran magnitud, ya que podría contaminar el agua potable del territorio.
La tubería de 1.885 kilómetros llevaría medio millón de barriles de petróleo desde los yacimientos bituminosos de Dakota del Norte a una infraestructura ya existente en Illinois, desde donde el crudo podría distribuirse al Golfo de México.
El abogado de los habitantes de la reserva india pide que se considere una ruta alternativa, mientras que la promotora con sede en Dallas asegura que la tubería es segura.

OLEODUCTO ATRAVESANADO TERRITORIO INDIO

El oleoducto de Dakota Access, en construcción (AP)

Una tubería de casi dos mil kilómetros ha abierto una grieta en el subsuelo del norte de Estados Unidos. Es el oleoducto 'Dakota Access Pipeline', que atraviesa cuatro estados y transportará miles de litros de crudo por debajo de ríos, lagos y reservas acuíferas de alto valor medioambiental. Esta obra de ingeniería es el monstruo contra el que lucha desde hace meses la comunidad indígena siux con el apoyo de activistas. La última batalla contra esta amenaza acaba de comenzar.

Cerca de 10.000 personas se encuentran acampadas en la confluencia de los ríos Missouri y Cannon Ball, al borde de la reserva siux de Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte. Ese lugar es la 'zona cero' de las protestas contra el oleoducto que construye desde hace dos años la empresa texana Energy Transfer.
   
El campamento se instaló el pasado mes de abril cuando un grupo de indígenas se movilizó para defender un territorio que consideran suyo desde tiempos inmemorables. Su supervivencia depende de los acuíferos de estas tierras, donde se encuentran enterrados sus antepasados. Pero el avance no entiende de tradiciones.
A finales de octubre, las fuerzas del orden y el personal de seguridad de la empresa constructora lanzaron gases lacrimógenos, perros y cañones de agua contra los manifestantes que intentaban impedir que las excavadoras arrasaran con un cementerio ancestral. La brutal represión convirtió la lucha de los siux en una causa nacional.

Todos los focos giraron hacia las protestas organizadas a lo largo de los 1.886 kilómetros que recorre la tubería. Además de la atención de la prensa, los ciudadanos se sumaron a la resistencia con movilizaciones de costa a costa de EEUU en apoyo a las comunidades indígenas afectadas bajo el lema "el agua es vida". La policía detuvo a un centenar de personas en las diferentes protestas, que aún continúan. 
La lucha se extendió con otros dos asentamientos más. Uno junto al río Des Moines en Iowa, que aún sigue activo, y otro junto al río Mississippi en la frontera entre Iowa e Illinois, que se levantó al completarse el oleoducto a su paso por allí. A pesar de la resistencia, la obra, aprobada por las autoridades de los cuatro estados, está a punto finalizar.

ÚLTIMA RESISTENCIA CON APOYO DE LOS VETERANOS DE GUERRA

Campamento instalado cerca del oleoducto a su paso por la reserva de Standing Rock (Dakota del Norte)
El último reducto de oposición se ha hecho fuerte en tierras siux, donde a la amenaza de las máquinas se han sumado ahora otros dos problemas. La primera tormenta de nieve del invierno y la orden de evacuación de emergencia dictada esta semana por el gobernador del estado, el republicano Jack Dalrymple. Cumplido la fecha límite para el desalojo. Los habitantes del campamento, desafiantes, aseguran que nada les hará abandonar.  

”Hay 7.000 personas ahí abajo y se encuentran muy bien, se van a quedar allí, no se van a ir, y si vienen las fuerzas de seguridad, no va a ser bueno para nadie”, avisaba esta semana Dave Archambault II, jefe de la tribu siux en declaraciones a Reuters. La batalla de los tribunales la perdieron el pasado mes de septiembre 2016 cuando un juez federal desestimó su petición de paralizar la obra sobre los territorios sagrados. 
Los siux han recibido esta semana una ayuda inesperada. Cerca 2.000 veteranos de guerra se han sumado a la acampada para ejercer de escudos humanos ante los posibles choques con los cuerpos de seguridad y para asegurar que los activistas cuentan con víveres suficientes para sobrevivir. 

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército, propietario de las tierras en las que está la acampada, ha advertido de que cualquiera que acceda al campamento a partir de mañana será acusado de delitos contra la propiedad privada. Esperan un traslado pacífico a otra ubicación. Pero la fuerza de la ley está de su lado. El portavoz del shérif del condado ha advertido en declaraciones a la cadena CNN de que cualquier persona que intente entrar o abastecer el campamento podría ser arrestado o multado con 1.000 dólares. "Qué tengan mucha suerte con eso", contestaba Michael A. Wood, fundador de la iniciativa Veterans Stand for Standing Rock, que cuenta con 570.000 dólares en donaciones.

"El grupo lo formamos veteranos de todas las edades que hemos estado en todas las guerras", añadía Wood, antes de pedir a sus compañeros que lleven a Dakota del Norte sus antiguos uniformes militares. Nadie espera un desenlace violento de los acontecimientos, pero la tensión crece en este punto del recorrido del oleoducto. El recorrido de la tubería continúa por Dakota del Sur, pasa por Iowa y finaliza en Illinois. 

CON DINERO PRETENDEN QUEBRANTAR VOLUNTAD DE LOS SIUX

Lisa Anderson, miembro de la tribu Chumash-Ohlone, protesta contra la tubería en una reunión con más miembros de la comunidad en Seattle (AP)
La empresa constructora ofrece 21.000 dólares a los siux por cada acre de tierra (4.046 metros cuadrados) afectado
La empresa constructora ha querido compensar a los siux con las indemnizaciones más altas por la instalación de la tubería en sus tierras. La oferta es de 21.000 dólares por cada acre de tierra (4.046 metros cuadrados). Pero los nativos americanos no quieren dinero ni tampoco se fían de las promesas de la compañía para minimizar el impacto medio ambiental del oleoducto.

Por otro lado, los responsables del proyecto no tienen urgencia por acabar la obra que tiene un coste de 3.8000 millones de dólares. Una posición que puede variar a partir de ahora, tras el anuncio de los países productores de petróleo (OPEP) de reducir la producción por primera vez en ocho años.

Cuando se aprobó la construcción del oleoducto en 2014, el precio del petróleo era mucho más elevado que en la actualidad, tras las bajadas de los últimos años por la sobreproducción, la premura para completar la tubería ya no era la misma. “Si la OPEP se reúne mañana y decide reducir la producción de forma significativa, habría un sentido de urgencia que no existe en este momento”, explicaba el pasado martes a Reuters el experto en energía de Bob Yawger.

La especulación del experto se hizo realidad al día siguiente. La reacción del mercado fue instantánea. El precio del barril de brent se disparó un 8% hasta los 50 dólares, unos cinco dólares por encima de lo que pagó España de media el año pasado. Si esta tendencia se mantiene, los analistas prevén que la cotización alcance los 60 dólares a principios de 2017.

EEUU no es miembro de la OPEP y podría ser el país más beneficiado por esta decisión. Una razón más para justificar la conclusión de este gigante de la ingeniería, que transportará 470.000 barriles diarios de crudo desde Bakken, la refinería más grande de EEUU, situada en Dakota del Norte, hasta Patoka (Illinois). Una vez en que el petróleo llegue a su destino, otro oleoducto ya construido, transportará el crudo hasta las refinerías de Nueva Jersey y Texas.

LOS SIUX Y SU DEPERTAR ESPIRITUAL, EL CUIDADO AMBIENTAL

Las tribus siux ya no sólo luchan contra una empresa y la conservación de sus tierras, sino contra el coletazo de una industria de energías fósiles de poder mundial que se resiste a ceder terreno a las renovables.

Las protestas contra la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte, Estados Unidos, continúan a pesar del frío. El gobernador del estado ha ordenado la expulsión de los manifestantes, con el pretexto de protegerles de temperaturas glaciales.
Pero las cerca de 5.000 personas, cobijadas en tippis, están decididas a quedarse y desafiar los 14º bajo cero previstos en los próximos días. El frío no les intimida, al contrario, explica una de las manifestantes procedente de California. Loretta Redding, Placerville, California: “Todo supone más trabajo y todo el mundo se preocupa por los demás, pero nadie va a moverse, y eso es lo que me parece hermoso.”

A principios de noviembre, el Gobierno federal impidió a la empresa cruzar el río para revisar los permisos otorgados previamente por el cuerpo de Ingenieros del ejército, propietario del terreno.
Energy Transfer, la constructora, defiende la seguridad medioambiental de su proyecto. Kelcy Warren, director ejecutivo de Energy Transfer:  “Somos simplemente una empresa de construcción de infraestructuras, cumplimos la ley y hacemos todo lo que se supone que debemos hacer. Vamos a construir un oleoducto seguro y vamos a cruzar el río por esa zona.”

Pero para los sioux de Roca Enhiesta, no se puede excluir el riesgo de que se produzca un accidente que contamine el río Missouri, que es la fuente de agua potable de la reserva colindante. Tienen, además, otras razones para oponerse al proyecto: “Para nosotros es sagrado, porque es nuestra tierra y nuestros antepasados estaban en esta tierra antes que nosotros. Y en los lugares donde están tratando de poner el oleoducto hay cementerios. Y eso es sagrados para nosotros; no se pasa por los cementerios.”
La tribu Roca Enhiesta protesta desde abril, con el apoyo de otras 200 tribus amerindias. Es la mayor congregación de nativos americanos desde hace un siglo. Una especie de despertar espiritual, en sus propias palabras.
Miembros de la tribu Standing Rock apostados en excavadoras repletas de pintadas. Es el mayor símbolo de la pugna entre los sioux de Dakota del Norte y la empresa que construye un oleoducto que cruza el norte de Estados Unidos. El pulso ejemplifica el creciente debate ambientalista ante el boom energético que vive el país gracias a la proliferación de la técnica del fracking, de fracturación hidráulica del subsuelo.

Tras cinco meses de protestas, la tribu indígena ha logrado una victoria parcial: un juez federal ordenó el martes la suspensión temporal de un tramo del oleoducto Dakota Access que prevé conectar a finales de año Dakota del Norte con Illinois cruzando otros dos Estados. Standing Rock había solicitado la paralización del proyecto tras agudizarse las protestas, a la espera de que el magistrado dictamine definitivamente —el fallo se espera para el viernes— sobre su demanda. 

El fin de semana, se registraron choques violentos entre manifestantes y agentes. Cuatro guardias recibieron atención médica y seis nativos sioux fueron mordidos por perros. 

La tribu advierte del riesgo medioambiental del oleoducto. “Agua es vida”, reza una de las pintadas en las excavadoras abandonadas. También alega que atravesaría tierras ancestrales —que quedan fuera de la reserva en la que viven— en las que sus antepasados cazaban, pescaban y están enterrados. La defensa legal de los indígenas acusa a la empresa constructora de haber excavado tierras de “gran significado histórico y cultural para la tribu”.

En la demanda, los sioux esgrimen que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, propietario de los terrenos, no siguió el procedimiento adecuado cuando autorizó la construcción de la infraestructura porque vulnera leyes federales de protección histórica. El juez justificó su decisión de parar las obras en un tramo cercano a un lago al entender que el Cuerpo de Ingenieros carece de jurisdicción en tierras privadas. En Iowa, otro Estado que cruza el oleoducto, algunos granjeros también han llevado el proyecto a los tribunales.

PROTESTA DE LOS SIOUX QUE INSPIRÓ AL MUNDO

Los inviernos de las Grandes Llanuras en Estados Unidos son duros, impiadosos, con temperaturas de más de 20 grados bajo cero. Llegan cobijas, agua, alimentos, abrigos y leña a sus campamentos en las orillas del río Misuri, estado de Dakota del Norte. A pesar de la orden de suspensión temporal de las obras del oleoducto Dakota Access, los pueblos no se van. La lucha es por la cancelación definitiva de la obra.

Y va más allá de la oposición al oleoducto de 3.800 millones de dólares que atravesaría territorio indio y pequeñas granjas en esta región olvidada de EE.UU. indígenas de tribus de todo el país han tomado la decisión de luchar al lado de los pueblos lakota y dakota o sioux porque ven en esta batalla un segundo choque de mundos, no menos fatídica que la conquista, o como se dio en el norte, el genocidio de los siglos XVI-XIX.

Según cálculos que varían entre sí, en este periodo la población indígena de Estados Unidos se redujo por medio de masacres y enfermedades que traían los europeos, de unos 10 millones a menos de 250.000 personas en 1900. La constante traición del Gobierno de los Estados Unidos —en plena etapa de expansión territorial— dejó tratados que duraron menos tiempo del que tardó la tinta en secarse.
Esta historia incomoda a la población estadounidense, que sigue intentando olvidarla con una mezcla de culpa y la arrogancia racista que justificó la doctrina de destino manifiesto. Se nota ahora en la falta de cobertura en los grandes medios de comunicación a la protesta histórica de los sioux. Según ellos, los miles de indígenas que se reúnen para proteger sus sitios sagrados, su rio y su cultura no existen. El exterminio mediático sigue los intentos de exterminio físico.

La tribu sioux de Standing Rock, Dakota del Norte, empezó su resistencia con un rotundo NO a la construcción de un proyecto de oleoducto de 1.200 millas que llevaría aproximadamente 500.000 barriles de petróleo al día desde los Dakota hasta Illinois y Texas. El oleoducto pasará por debajo del Rio Misuri, cerca de su reservación. El proyecto destruye sitios sagrados, incluso cementerios ancestrales, y amenaza con la contaminación del agua.

Además es la prolongación del modelo de combustibles fósiles responsable del calentamiento global. Dave Archimbault, jefe de la tribu Standing Rock Sioux, destaca que la solidaridad de las otros tribus y de pueblos indígenas en todo el mundo se debe a una razón fundamental: “Todos tenemos luchas parecidas, en que la dependencia que el mundo tiene a los combustibles fósiles nos afecta y lastima a la madre tierra. Son los pueblos indígenas que se levantan con el despertar del espíritu para decir “Es hora de proteger lo que para nosotros es lo más valioso”.

La más reciente ola de despojo y contaminación de territorio indígena en Estados Unidos ha desatado un nuevo proceso organizativo. Fueron también los pueblos indígenas que derrotaron al oleoducto de Keystone a pesar de los poderosos intereses a favor. En Standing Rock reconocen que esta experiencia de unirse frente a la amenaza ha permitido la respuesta contundente a la nueva amenaza del oleoducto de Dakota Access.

Tribus con disputas históricas se han juntado en la lucha y hasta firmado sus propios tratados de defensa común de sus pueblos y su territorio. El campamento Oceti Sakowin se nombra por los siete fuegos de la tribu sioux que por décadas no se han reunido y ahora sí. En la resistencia participan jóvenes y ancianos, que comparten y conviven en los campamentos. También hay una alianza –que fue importantísima en la derrota de Keystone— con los pequeños rancheros y granjeros que han sufrido expropiación de sus tierras debido a la construcción del oleoducto. Los granjeros del estado de Iowa, igual que Standing Rock, han metido una demanda en contra en la corte para el proyecto.

Pueblos de América Latina han enviado representantes a Standing Rock. Nina Gualinga, Kichwa de Ecuador, señala que los pueblos indígenas son solo 4 % de la población del mundo pero resguardan el 80 % de la biodiversidad que han protegido tras milenios. Mario Luna, uno de los líderes del movimiento en defensa del agua de la tribu yaqui en el norte de México y expreso que fue por decisión de las autoridades tradicionales que ven en Standing Rock una lucha replica de su lucha contra el acueducto Independencia.
Los indígenas dicen que no están protestando, están protegiendo. Protegiendo el agua, la sobrevivencia (“¡Los niños no pueden beber petróleo!”) y su cosmovisión que nombra ciertos puntos del río y de la tierra como lugares sagrados y sitios para la conservación de sus ritos y costumbres. Ya varios de estos lugares han sido destrozados por los excavadoras de la empresa, Energy Transfer Partners.
La defensa de Standing Rock es una lucha emblemática de la contradicción fundamental entre un estilo de vida que lleva a la destrucción del planeta y la visión que recupera y reconstruye un vínculo vital entre la humanidad y su entorno natural.
  Fuente:

http://www.elmundo.es/cronica/2016/11/01/5813af0b22601d8b7a8b459a.html

http://www.lavanguardia.com/economia/20161205/412412579454/estaods-unidos-polemico-oleoducto-dakota-del-norte.html


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