viernes, 14 de octubre de 2011

519 AÑOS DE INVASIÓN Y SAQUEO DE ABYA YALA

¡Bien venidos a la defensa de las montañas y del medio ambiente!




Pisotean los derechos de los pueblos indígenas y de la Madre Tierra

 Los invasores europeos hace 519 años pisando tierra del Abya Yala (America)
 Consecuencias de esa invasion: deshielo de los glaciares
 Conseuencia de la invasion: depredacion del medio ambiente
 Consecuencias de la invasion: envenenamiento del agua
 Consecuencias de esa invasion: miseria y abandono de la niñez
 Consecuencias de la invasion: masiva extraccion de recursos naturales
 Consecuencia de la invasion: Hambre y miseria de pueblos
Consecuencia de esa invasion: depredacion de la Amazonia


Exijamos el pago de la deuda climática


El 12 de octubre de 1492 es una fecha a partir de la que en la historia de la humanidad, se produciría un punto de quiebre. Seguramente imposible de valorar por aquel entonces, pero pasados más de 500 años, podemos ya tener una visión bastante completa de lo que significó, el desembarco de la cultura europea, sobre el Abya Yala (luego América).

Para un continente europeo asolado por interminables guerras, con una producción de alimentos que no lograba abastecer a su creciente población, golpeado por pestes y epidemias, crisis políticas y sociales, resultó una bocanada de aire fresco, una gran posibilidad de escapar de todos sus padecimientos. Y no la desaprovechó en lo mas mínimo.

En contraparte, para un continente en el que las principales poblaciones originarias habían enfocado sus avances técnicos hacia la organización civil, la arquitectura, la agricultura y el arte en diversas formas, y mucho menos avanzado en el arte de la guerra, significó el principio de un calvario que aun 5 siglos mas tarde, no ha terminado.

A poco de que el primer pié europeo pisara una playa americana, iniciaría un genocidio inconmensurable y un saqueo sin fin. Una naturaleza frondosa, indefensa y casi virgen, rica en todo lo que vale la pena ser rico, fue un premio demasiado grande e inmerecido para quienes sólo se habían aventurado en busca de nuevas rutas para el intercambio de mercancías con el continente Asiático.

La historia del los siguientes 5 siglos de continuo saqueo, de aprovechamientos, de estafas y de negación y avasallamiento de todos los derechos de los seres vivos que habitaban el continente, debe estar siempre presente en nuestra memoria.

Pero no sólo eso. El saqueo del oro y la plata del Abya Yala y de los diamantes y demás recursos del continente africano, financiaron el renacimiento de gran parte de Europa, su crecimiento económico y militar, su ordenamiento social y sus avances tecnológicos, hasta desembocar en una revolución industrial que hubiera sido impensable sin los recursos extracontinentales, y que fuera la pieza que faltaba para el meteórico desarrollo del capitalismo.

Desde entonces y hasta nuestros días, se han perfeccionado las técnicas de depredación y saqueo. Se han devastado millones de hectáreas de bosques primarios, contaminado cursos de agua, extraído todo tipo de minerales de las entrañas de la Tierra, explotado hasta la desertificación las tierras más ricas en nutrientes del planeta y reducido en muchos casos hasta el exterminio, la biodiversidad y la diversidad cultural.

Genocidio, latrocinio, ecocidio. Son palabras muy fuertes y muy tristes, que definen la realidad de la historia mas reciente del continente americano, de sus pueblos y especies originarios, de sus ecosistemas.

Hoy, Latinoamérica gesta una corriente reivindicativa, de reconocimiento de derechos, de espacios, de resurgimiento de culturas. Sin ánimos revanchistas, sin violencia. No basada en viejos resentimientos, sino en la firme convicción de que ha llegado el momento de volver a Ser. Con la clara visión de que el camino impuesto durante tantos siglos no ha sido el correcto, ni para los pueblos originarios, ni para la humanidad toda como especie que ha predominado sobre las demás en un planeta que viene sufriendo hasta desangrarse, las heridas abiertas por las filosas garras del animal mas peligroso y autodestructivo que alguna vez la haya habitado. El Hombre.



En estos 519 años, la invasión europea a nuestro continente, el Abya Yala (hoy América), interrumpió abruptamente la vida de nuestras civilizaciones, que sabíamos convivir en diálogo y armonía con la Madre Tierra. Empezó la era del saqueo, la depredación, el exterminio físico y cultural. Cinco siglos más tarde, la política neoliberal se impuso en el mundo como la nueva colonización y la guerra de exterminio contra los pueblos indígenas cobró nuevas fuerzas.

¡Por los Derechos de la Madre Tierra!

¡Por el pleno ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas!

¡Contra la imposición de las actividades extractivas (minera, petrolera, forestal)!

Ese modelo neoliberal está ahora en crisis: económica, financiera, política, climática. Los paradigmas de libre mercado y Estado uninacional se derrumban. Las catástrofes climáticas (sequías, huracanes, inundaciones, heladas) se multiplican, golpeando a los más pobres. Y los responsables, con su consumismo extremo y su dependencia de los combustibles fósiles, aquellos que emiten los mayores volúmenes de gases de efecto invernadero, dan como única respuesta la mercantilización de la naturaleza a través de las falsas soluciones (REDD, economía verde, mercado de carbono, mecanismos de desarrollo limpio, etc.).

Porque es en nuestro continente donde está la mayor reserva de agua dulce, de biodiversidad, de minerales e hidrocarburos, los voraces ojos de las transnacionales y los países ricos se dirigen a él. Y en su afán destructivo de acumulación individual, pisotean los derechos de los pueblos indígenas y de la Madre Tierra.

Para eso los Estados imponen un modelo económico neoliberal en constituciones y leyes que arrasan con los derechos humanos y colectivos y otorgan todo tipo de facilidades para la inversión extractivista. Por eso acuerdan megaproyectos en el marco de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), como la hidroeléctrica de Inambari en el Perú y la de Belo Monte en Brasil, como la carretera del TIPNIS en Bolivia, multiplicando los conflictos sociales.

La minería se instala en nuestras cabeceras de cuenca, contaminando nuestras aguas, nuestras tierras, nuestro aire. Destruye nuestras actividades de subsistencia como la agricultura y la ganadería. Nuestra Amazonía está lotizada para las empresas de gas y petróleo.

Todo esto se agrava con la crisis climática que pone en riesgo todas las formas de vida. Nuestros glaciares como la Cordillera Blanca, Cordillera Huayhuash, Cordillera Central, Cordillera Vilcanota, Cordillera Volcánica y otras se derriten y en poco tiempo pueden desaparecer, secando la Madre Tierra.

Los bienes naturales estratégicos están en los territorios de los pueblos indígenas y por eso militarizan nuestros territorios, criminalizan el ejercicio de nuestros derechos, nos reprimen, crean leyes penales, nos procesan judicialmente, nos encarcelan, nos matan.

Pero los pueblos indígenas no somos más invisibles. Hemos pasado de la resistencia a la propuesta y la acción, nos hemos visibilizado, articulado. Contamos con nuestros saberes y prácticas ancestrales que nos permitieron conservar y enriquecer la biodiversidad con la que nos bendijo la naturaleza, contamos con derechos reconocidos por tratados internacionales: al territorio y la libre determinación, de los cuales emanan el derecho a la consulta y consentimiento previo, libre e informado, a decidir nuestra forma de vivir y sobre nuestros bienes naturales. Tenemos propuestas para enfrentar la crisis de la civilización occidental y la crisis climática: el Buen Vivir en diálogo y armonía entre los pueblos y con la Madre Tierra, que ofrecemos al mundo para salvar a todas las formas de vida.

Saludamos las movilizaciones que hoy recorren el continente y otras latitudes. Y desde nuestros principios, saberes y prácticas ancestrales, desde nuestra visión de futuro, llamamos a todos los pueblos del mundo a unir fuerzas en defensa de la vida. A prepararnos para consensuar propuestas rumbo a la Conferencia Mundial sobre Cambio Climático, COP17 de Durban, Sudáfrica (diciembre 2011) y Río+20 (junio 2012), para que los causantes de la crisis climática en el mundo asuman su responsabilidad histórica, paguen la deuda climática y asuman compromisos firmes que ataquen las causas y no lo síntomas de la destrucción que ocasionan.

Por todo lo anterior, hoy 12 de octubre, en la IV Minga Global por la Madre Tierra, en cada rincón del Abya Yala y otras partes del mundo, levantamos nuestras voces y unimos nuestras manos en defensa de la vida, por los derechos de la Madre Tierra, por el pleno ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas, contra la imposición de las actividades extractivas. Por la construcción colectiva del Buen Vivir.

En defensa de la vida… ¡No a la minería, no a las falsas soluciones al cambio climático… Sí a la libre determinación de los pueblos indígenas!


Fuente: www.ecoportal.net

Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), Consejo Indígena de Centro América (CICA), Consejo Indígena de Meso América (CIMA), CONACAMI, CONAMAQ, ECUARUNARI, ONIC, FOCO, FUNDAMAYA, COMKADES, No a la Mina, CRIC, CONAFROIC, CRIDEC, CONAVIGUA, Minga Informativa de los Movimientos Sociales, TONATIERRA, Peruanos en Acción, Movimiento Indígena Nacional (México), Grito de los Excluidos, Plataforma 12 de Octubre: ¡Nada qué celebrar!, GTEPIC-15M, SICSAL, ECOPORTAL, Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, otras organizaciones indígenas del Abya Yala. APPU-HUAYHUASH.

Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas - CAOI

www.minkandina.org

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