¡Bien venidos por la defensa de las montañas y del medio ambiente!
Los misterios de las montañas
Jawuacholo
llena mi cuerpo y alma de paz y calma.
Siento el espíritu elevarse,
a las cumbres más altas,
blancas y heladas por la nieve.
Espíritu que también, baja a la tierra, se enraíza y penetra en ella.
De la pequeña pero fuerte raíz
surge la trémula hoja,
de cuatro pétalos radiantes,
se deja acariciar
por frescas gotas de agua.
Baja y sube el espíritu,
mi cuerpo y alma vibran.
Sentir la inmensidad de la montaña,
su aire puro, cristalizado, trasparente
Llevan granitos y pizarras.
Imposible no sentir a las hadas,
dones d’aigua, ninfas u ondinas.
Energías de las aguas.
Sientes su amor envolvente,
nadie como ellas para llenarte de calma.
Te dejan un mensaje claro: te aman.
Si te acercas con el alma,
Sólo tienes que verlas en las flores,
en los bosques, en los saltos de agua.
Las puedes ver peinarse en las cascadas,
escuchas sus cantos mientras el viento,
mece y se filtra por las ramas.
A cambio de su amor eterno,
ellas sólo quieren tus palabras.
Palabras de amor que del corazón emanan.
Esa alegría de tu espíritu en calma,
alimenta a las hermosas hadas,
con una sonrisa enviada, con un pensamiento alegre,
o de pequeños paquetes de palabras,
que ellas saben abrir despacio,
con sus manos de oro y plata.
Palabras que vuelan como semillas,
suavemente enganchadas en borlas blancas
que la brisa hace volar o un suspiro enamorado,
vuelan y se enraízan en prados o en almas.
Así florecen amores de otros tiempos y dimensiones.
Palabras y semillas que forman amores y flores,
sólo hay que regarlas con la lluvia fina,
Si las dejas florecer, en tu alma,
Por eso, por eso, me gustan estas montañas,
porque con ellas y la magia de sus hadas,
puedo crear mundos de amor sublimes,
que sólo los corazones los sienten enteros
como a las montañas.
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