¡Bien venidos por la defensa de las montañas y del medio ambiente!
Cerca de 10.000 activistas acampan a la espera del desalojo y 2.000
veteranos de guerra se han trasladado al campamento siux para defender a los
indígenas ante la amenaza de desalojo
Todos los focos giraron hacia las protestas organizadas a lo largo de los 1.886 kilómetros que recorre la tubería. Además de la atención de la prensa, los ciudadanos se sumaron a la resistencia con movilizaciones de costa a costa de EEUU en apoyo a las comunidades indígenas afectadas bajo el lema "el agua es vida". La policía detuvo a un centenar de personas en las diferentes protestas, que aún continúan.
La empresa constructora ofrece 21.000 dólares a los
siux por cada acre de tierra (4.046 metros cuadrados) afectado
Fuente:
http://www.elmundo.es/cronica/2016/11/01/5813af0b22601d8b7a8b459a.html
http://www.lavanguardia.com/economia/20161205/412412579454/estaods-unidos-polemico-oleoducto-dakota-del-norte.html
CONSTRUYEN OLEODUCTO ATRAVESANDO SUS TERRITORIOS
Cerca de 10.000 activistas acampan a la espera del desalojo y 2.000
veteranos de guerra se han trasladado al campamento siux para defender a los
indígenas ante la amenaza de desalojo
Por: Jawuacholo
Y va más allá de la oposición al
oleoducto de 3.800 millones de dólares que atravesaría territorio indio y
pequeñas granjas en esta región olvidada de EE.UU. indígenas de tribus de todo
el país han tomado la decisión de luchar al lado de los pueblos lakota y dakota
o sioux porque ven en esta batalla un segundo choque de mundos, no menos
fatídica que la conquista, o como se dio en el norte, el genocidio de los
siglos XVI-XIX.
La construcción del polémico oleoducto de Dakota Access, que
amenaza la tierra de los sioux, está más cerca de la realidad. El proyecto, que
fue bloqueados por la administración Obama por
precauciones medioambientales, ha superado este martes un último paso para su
finalización, después de que el presidente de EE.UU., Donald
Trump, pidiera su aprobación urgente.
El Cuerpo de
Ingenieros del Ejército de EE.UU., que administra las tierras por donde tiene
que pasar la enorme tubería, ha concedido el permiso necesario a la empresa
Energy Transfer Partners LP para terminar la construcción a pesar de que en
diciembre la misma institución denegó
su autorización y anunció una revisión del impacto medioambiental.
Pocos días
después de llegar al poder, Trump ordenó retomar la construcción de los
oleoductos Keystone XL y Dakota Access cuyos proyectos fueron suspendidos bajo
el mandato de Barack Obama.
El proyecto
prevé que el oleoducto, con una inversión de 3.800 millones de dólares,
atraviese el río Misuri y el lago artificial Oahe, fuentes de agua potable para
la tribu Standing Rock Sioux. De hecho, los sioux han prometido una batalla
legal después de la concesión del Ejército estadounidense.
Tanto los
nativos americanos como grupos ecologistas se oponen a ello por el temor ante
una posible fuga del oleoducto, que significaría una catástrofe medioambiental
de gran magnitud, ya que podría contaminar el agua potable del territorio.
La tubería
de 1.885 kilómetros llevaría medio millón de barriles de petróleo desde los
yacimientos bituminosos de Dakota del Norte a una infraestructura ya existente
en Illinois, desde donde el crudo podría distribuirse al Golfo de México.
El abogado
de los habitantes de la reserva india pide que se considere una ruta
alternativa, mientras que la promotora con sede en Dallas asegura que la
tubería es segura.
OLEODUCTO ATRAVESANADO
TERRITORIO INDIO
El oleoducto de Dakota Access, en construcción (AP) |
Una tubería de casi dos mil kilómetros ha
abierto una grieta en el subsuelo del norte de Estados Unidos. Es el oleoducto
'Dakota Access Pipeline', que atraviesa cuatro estados y transportará miles de
litros de crudo por debajo de ríos, lagos y reservas acuíferas de alto valor
medioambiental. Esta obra de ingeniería es el monstruo contra el que lucha
desde hace meses la comunidad indígena siux con el apoyo de activistas. La
última batalla contra esta amenaza acaba de comenzar.
Cerca de 10.000 personas se encuentran acampadas en la confluencia de los ríos Missouri y
Cannon Ball, al borde de la reserva siux de Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte. Ese lugar
es la 'zona cero' de las protestas contra el oleoducto que construye desde hace
dos años la empresa texana Energy
Transfer.
El campamento se instaló el pasado mes de abril cuando un grupo de indígenas se
movilizó para defender un territorio que consideran suyo desde tiempos inmemorables. Su supervivencia depende de los
acuíferos de estas tierras, donde se encuentran enterrados sus antepasados.
Pero el avance no entiende de tradiciones.
A finales de
octubre, las fuerzas del orden y el personal de seguridad de la empresa
constructora lanzaron gases lacrimógenos, perros y cañones de agua contra los
manifestantes que
intentaban impedir que las excavadoras arrasaran con un cementerio ancestral.
La brutal represión convirtió la lucha de los siux en una causa nacional.
Todos los focos giraron hacia las protestas organizadas a lo largo de los 1.886 kilómetros que recorre la tubería. Además de la atención de la prensa, los ciudadanos se sumaron a la resistencia con movilizaciones de costa a costa de EEUU en apoyo a las comunidades indígenas afectadas bajo el lema "el agua es vida". La policía detuvo a un centenar de personas en las diferentes protestas, que aún continúan.
La lucha se
extendió con otros dos asentamientos más. Uno junto al río Des Moines en Iowa,
que aún sigue activo, y otro junto al río Mississippi en la frontera entre
Iowa e Illinois, que se levantó al completarse el oleoducto a su paso por allí.
A pesar de la resistencia, la obra, aprobada por las autoridades de los cuatro estados, está a
punto finalizar.
ÚLTIMA RESISTENCIA CON APOYO DE LOS VETERANOS DE GUERRA
Campamento instalado cerca del
oleoducto a su paso por la reserva de Standing Rock (Dakota del Norte)
|
El último reducto
de oposición se ha hecho fuerte en tierras siux, donde a la amenaza de las
máquinas se han sumado ahora otros dos problemas. La primera tormenta de nieve del
invierno y la orden de evacuación de emergencia dictada esta semana por el gobernador
del estado, el republicano Jack Dalrymple. Cumplido la fecha límite para el
desalojo. Los habitantes del campamento, desafiantes, aseguran que nada les
hará abandonar.
”Hay 7.000 personas ahí abajo y se encuentran muy bien, se van a quedar
allí, no se van a ir, y si vienen las fuerzas de seguridad, no va a ser bueno
para nadie”, avisaba esta semana Dave Archambault II, jefe de la tribu siux en
declaraciones a Reuters. La batalla de los tribunales la perdieron el
pasado mes de septiembre 2016 cuando un juez federal desestimó su petición de
paralizar la obra sobre los territorios sagrados.
Los siux han recibido esta semana una ayuda inesperada. Cerca 2.000 veteranos de guerra se han
sumado a la acampada para ejercer de escudos humanos ante los posibles choques con los cuerpos
de seguridad y para asegurar que los activistas cuentan con víveres suficientes
para sobrevivir.
El Cuerpo de Ingenieros del Ejército, propietario de las tierras en
las que está la acampada, ha advertido de que cualquiera que acceda al
campamento a partir de mañana será acusado de delitos contra la propiedad
privada. Esperan un traslado pacífico a otra ubicación. Pero la fuerza de la
ley está de su lado. El portavoz del shérif del condado ha advertido en declaraciones a la cadena CNN de que cualquier
persona que intente entrar o abastecer el campamento podría ser arrestado o
multado con 1.000 dólares. "Qué tengan mucha suerte con eso",
contestaba Michael A. Wood, fundador de la iniciativa Veterans Stand for Standing Rock, que
cuenta con 570.000 dólares en donaciones.
"El grupo lo formamos veteranos de todas las edades que hemos
estado en todas las guerras", añadía Wood, antes de pedir a sus compañeros
que lleven a Dakota del Norte sus antiguos uniformes militares. Nadie espera un
desenlace violento de los acontecimientos, pero la tensión crece en este punto
del recorrido del oleoducto. El recorrido de la tubería continúa por Dakota del Sur, pasa por Iowa y
finaliza en Illinois.
CON DINERO PRETENDEN QUEBRANTAR VOLUNTAD DE LOS SIUX
Lisa Anderson, miembro de
la tribu Chumash-Ohlone, protesta contra la tubería en una reunión con más
miembros de la comunidad en Seattle (AP)
|
La empresa constructora ofrece 21.000 dólares a los
siux por cada acre de tierra (4.046 metros cuadrados) afectado
La empresa
constructora ha querido compensar a los siux con las indemnizaciones más altas por la instalación de la
tubería en sus tierras. La oferta es de 21.000 dólares por cada acre de tierra (4.046 metros cuadrados).
Pero los nativos americanos no quieren dinero ni tampoco se fían de las
promesas de la compañía para minimizar el impacto medio ambiental del
oleoducto.
Por otro lado, los responsables del proyecto no tienen urgencia por
acabar la obra que tiene un coste de 3.8000 millones de dólares. Una posición que
puede variar a partir de ahora, tras el anuncio de los países productores
de petróleo (OPEP) de reducir
la producción por
primera vez en ocho años.
Cuando se aprobó la construcción del oleoducto en 2014, el precio del
petróleo era mucho más elevado que en la actualidad, tras las bajadas de los
últimos años por la sobreproducción, la premura para completar la tubería ya no
era la misma. “Si la OPEP se reúne mañana y decide reducir la producción de
forma significativa, habría un sentido de urgencia que no existe en este
momento”, explicaba el pasado martes a Reuters el experto en energía de Bob
Yawger.
La especulación del experto se hizo realidad al día
siguiente. La reacción del mercado fue instantánea. El precio del
barril de brent se disparó un 8% hasta los 50 dólares,
unos cinco dólares por encima de lo que pagó España de media el año pasado. Si
esta tendencia se mantiene, los analistas prevén que la cotización alcance los
60 dólares a principios de 2017.
EEUU no es miembro de la OPEP y podría ser el país más beneficiado por
esta decisión. Una razón más para justificar la conclusión de este gigante
de la ingeniería, que transportará 470.000 barriles diarios de crudo desde Bakken,
la refinería más grande de EEUU, situada en Dakota del Norte, hasta Patoka
(Illinois). Una vez en que el petróleo llegue a su destino, otro oleoducto ya
construido, transportará el crudo hasta las refinerías de Nueva Jersey y Texas.
LOS
SIUX Y SU DEPERTAR ESPIRITUAL, EL CUIDADO AMBIENTAL
Las tribus siux ya no sólo luchan contra una empresa y la conservación
de sus tierras, sino contra el coletazo de una industria de energías fósiles de
poder mundial que se resiste a ceder terreno a las renovables.
Las protestas
contra la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte, Estados Unidos,
continúan a pesar del frío. El gobernador del estado ha ordenado la expulsión
de los manifestantes, con el pretexto de protegerles de temperaturas glaciales.
Pero las cerca de 5.000 personas,
cobijadas en tippis, están decididas a quedarse y desafiar los 14º bajo cero
previstos en los próximos días. El frío no les intimida, al contrario, explica
una de las manifestantes procedente de California. Loretta Redding, Placerville,
California: “Todo supone más trabajo y todo el mundo se preocupa por los demás,
pero nadie va a moverse, y eso es lo que me parece hermoso.”
A principios de
noviembre, el Gobierno federal impidió a la empresa cruzar el río para revisar
los permisos otorgados previamente por el cuerpo de Ingenieros del ejército,
propietario del terreno.
Energy Transfer, la constructora,
defiende la seguridad medioambiental de su proyecto. Kelcy Warren, director
ejecutivo de Energy Transfer: “Somos
simplemente una empresa de construcción de infraestructuras, cumplimos la ley y
hacemos todo lo que se supone que debemos hacer. Vamos a construir un oleoducto
seguro y vamos a cruzar el río por esa zona.”
Pero para los
sioux de Roca Enhiesta, no se puede excluir el riesgo de que se produzca un
accidente que contamine el río Missouri, que es la fuente de agua potable de la
reserva colindante. Tienen, además, otras razones para oponerse al proyecto:
“Para nosotros es sagrado, porque es nuestra tierra y nuestros antepasados
estaban en esta tierra antes que nosotros. Y en los lugares donde están
tratando de poner el oleoducto hay cementerios. Y eso es sagrados para
nosotros; no se pasa por los cementerios.”
La tribu Roca Enhiesta protesta desde
abril, con el apoyo de otras 200 tribus amerindias. Es la mayor congregación de
nativos americanos desde hace un siglo. Una especie de despertar espiritual, en
sus propias palabras.
Miembros de la tribu Standing Rock apostados en excavadoras repletas de
pintadas. Es el mayor símbolo de la pugna entre los sioux de Dakota del Norte y
la empresa que construye un oleoducto que
cruza el norte de Estados Unidos. El pulso ejemplifica el creciente debate
ambientalista ante el boom energético que vive el país gracias a
la proliferación de la técnica del fracking, de
fracturación hidráulica del subsuelo.
Tras cinco meses
de protestas, la tribu indígena ha logrado una victoria parcial: un juez
federal ordenó el martes la suspensión temporal de un tramo del oleoducto
Dakota Access que prevé conectar a finales de año Dakota del Norte con Illinois
cruzando otros dos Estados. Standing Rock había solicitado la paralización del
proyecto tras agudizarse las protestas, a la espera de que el magistrado
dictamine definitivamente —el fallo se espera para el viernes— sobre su
demanda.
El fin de semana, se registraron choques violentos entre manifestantes y
agentes. Cuatro guardias recibieron atención médica y seis nativos sioux fueron
mordidos por perros.
La tribu advierte
del riesgo medioambiental del oleoducto. “Agua es vida”, reza una de las
pintadas en las excavadoras abandonadas. También alega que atravesaría tierras
ancestrales —que quedan fuera de la reserva en la que viven— en las que sus
antepasados cazaban, pescaban y están enterrados. La defensa legal de los
indígenas acusa a la empresa constructora de haber excavado tierras de “gran
significado histórico y cultural para la tribu”.
En la demanda, los sioux esgrimen que el Cuerpo de Ingenieros del
Ejército, propietario de los terrenos, no siguió el procedimiento adecuado
cuando autorizó la construcción de la infraestructura porque vulnera leyes
federales de protección histórica. El juez justificó su decisión de parar las
obras en un tramo cercano a un lago al entender que el Cuerpo de Ingenieros
carece de jurisdicción en tierras privadas. En Iowa, otro Estado que cruza el
oleoducto, algunos granjeros también han llevado el proyecto a los tribunales.
PROTESTA
DE LOS SIOUX QUE INSPIRÓ AL MUNDO
Los inviernos de las Grandes
Llanuras en Estados Unidos son duros, impiadosos, con temperaturas de más de 20
grados bajo cero. Llegan cobijas, agua, alimentos, abrigos y leña a sus
campamentos en las orillas del río Misuri, estado de Dakota del Norte. A pesar
de la orden de suspensión temporal de las obras del oleoducto Dakota Access,
los pueblos no se van. La lucha es por la cancelación definitiva de la obra.
Y va más allá de la oposición al
oleoducto de 3.800 millones de dólares que atravesaría territorio indio y
pequeñas granjas en esta región olvidada de EE.UU. indígenas de tribus de todo
el país han tomado la decisión de luchar al lado de los pueblos lakota y dakota
o sioux porque ven en esta batalla un segundo choque de mundos, no menos
fatídica que la conquista, o como se dio en el norte, el genocidio de los
siglos XVI-XIX.
Según cálculos que varían entre
sí, en este periodo la población indígena de Estados Unidos se redujo por medio
de masacres y enfermedades que traían los europeos, de unos 10 millones a menos
de 250.000 personas en 1900. La constante traición del Gobierno de los Estados
Unidos —en plena etapa de expansión territorial— dejó tratados que duraron
menos tiempo del que tardó la tinta en secarse.
Esta historia incomoda a la
población estadounidense, que sigue intentando olvidarla con una mezcla de
culpa y la arrogancia racista que justificó la doctrina de destino manifiesto.
Se nota ahora en la falta de cobertura en los grandes medios de comunicación a
la protesta histórica de los sioux. Según ellos, los miles de indígenas que se
reúnen para proteger sus sitios sagrados, su rio y su cultura no existen. El
exterminio mediático sigue los intentos de exterminio físico.
La tribu sioux de Standing Rock,
Dakota del Norte, empezó su resistencia con un rotundo NO a la construcción de
un proyecto de oleoducto de 1.200 millas que llevaría aproximadamente 500.000
barriles de petróleo al día desde los Dakota hasta Illinois y Texas. El
oleoducto pasará por debajo del Rio Misuri, cerca de su reservación. El
proyecto destruye sitios sagrados, incluso cementerios ancestrales, y amenaza
con la contaminación del agua.
Además es la prolongación del
modelo de combustibles fósiles responsable del calentamiento global. Dave
Archimbault, jefe de la tribu Standing Rock Sioux, destaca que la solidaridad
de las otros tribus y de pueblos indígenas en todo el mundo se debe a una razón
fundamental: “Todos tenemos luchas parecidas, en que la dependencia que el
mundo tiene a los combustibles fósiles nos afecta y lastima a la madre tierra.
Son los pueblos indígenas que se levantan con el despertar del espíritu para
decir “Es hora de proteger lo que para nosotros es lo más valioso”.
La más reciente ola de despojo y
contaminación de territorio indígena en Estados Unidos ha desatado un nuevo
proceso organizativo. Fueron también los pueblos indígenas que derrotaron al
oleoducto de Keystone a pesar de los poderosos intereses a favor. En Standing
Rock reconocen que esta experiencia de unirse frente a la amenaza ha permitido
la respuesta contundente a la nueva amenaza del oleoducto de Dakota Access.
Tribus con disputas históricas se
han juntado en la lucha y hasta firmado sus propios tratados de defensa común
de sus pueblos y su territorio. El campamento Oceti Sakowin se nombra por los
siete fuegos de la tribu sioux que por décadas no se han reunido y ahora sí. En
la resistencia participan jóvenes y ancianos, que comparten y conviven en los
campamentos. También hay una alianza –que fue importantísima en la derrota de
Keystone— con los pequeños rancheros y granjeros que han sufrido expropiación
de sus tierras debido a la construcción del oleoducto. Los granjeros del estado
de Iowa, igual que Standing Rock, han metido una demanda en contra en la corte
para el proyecto.
Pueblos de América Latina han
enviado representantes a Standing Rock. Nina Gualinga, Kichwa de Ecuador,
señala que los pueblos indígenas son solo 4 % de la población del mundo pero
resguardan el 80 % de la biodiversidad que han protegido tras milenios. Mario
Luna, uno de los líderes del movimiento en defensa del agua de la tribu yaqui
en el norte de México y expreso que fue por decisión de las autoridades
tradicionales que ven en Standing Rock una lucha replica de su lucha contra el
acueducto Independencia.
Los indígenas dicen que no están protestando, están protegiendo.
Protegiendo el agua, la sobrevivencia (“¡Los niños no pueden beber petróleo!”)
y su cosmovisión que nombra ciertos puntos del río y de la tierra como lugares
sagrados y sitios para la conservación de sus ritos y costumbres. Ya varios de
estos lugares han sido destrozados por los excavadoras de la empresa, Energy
Transfer Partners.
La defensa de Standing Rock es
una lucha emblemática de la contradicción fundamental entre un estilo de vida
que lleva a la destrucción del planeta y la visión que recupera y reconstruye
un vínculo vital entre la humanidad y su entorno natural.
http://www.elmundo.es/cronica/2016/11/01/5813af0b22601d8b7a8b459a.html
http://www.lavanguardia.com/economia/20161205/412412579454/estaods-unidos-polemico-oleoducto-dakota-del-norte.html
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