¡Bien venidos por la defensa de las montañas y del medio ambiente!
Todo el desperdicio
de energía que implica comer una hamburguesa
Cada bocado que
damos puede herir profundamente a nuestro planeta. Un dato: lograr un kilo de
carne puede significar el gasto de hasta 100 mil litros de agua.
Los turistas que recorren la Cordillera Huayhuash, acostumbran mandar preparar pachamanca andina con la consiguiente depredacion de los bosques secos para calentar los hornos de piedra, sacrificio de animales para la carne y otros ingredientes, echemos pluma, durante la temporada cada año recorren mas de 100 delegaciones de diferentes nacionalidades, evaluemos:
¿cuanto depreda el turismo en la Cordillera Huayhuash?
Mi hijo, muy
ambientalista él, constantemente me corrige algunos de mis malos hábitos, como
dejar correr el agua mientras me cepillo los dientes o las luces prendidas
innecesariamente. Hace unos días, pude desquitarme gracias a una hamburguesa que
convenció a su mamá pedir por delivery .
El bocado tardó más de 40 minutos en arribar, es decir o la trajeron de otro
distrito o de una parte alejada del nuestro. “Es una al mes”, se excusó, consciente
de los peligros de la comida chatarra, pero no muy tanto de la tremenda huella
ecológica que estaba dejando con su hamburguesa.
“¿Te das cuenta del
desperdicio de energía que significa?”, le dije. “Para comenzar traerla
requirió tiempo del repartidor y uso de gasolina. Súmale a eso el agua y la
energía que se necesita para ‘fabricar’ una hamburguesa ”,
le dije y nos pusimos a buscar datos.
BOCADO DEPREDADOR
Producir un kilo de trigo emplea unos 120 litros de agua, y de tomates unos 160 litros. Lograr un kilo de carne de res, sin embargo, demanda alrededor de 20.515 litros (esto según la Fundación para la Educación del Agua, porque para la Universidad de Cornell pueden ser hasta 100 mil litros). Entonces, por los pocos gramos de carne de una hamburguesa se han usado de 2.872 a 14 mil litros de agua, esto sin contar la requerida para el resto de ingredientes. Mi hijo rápidamente comprendió que ahorraría mucha más agua dejando de comer una hamburguesa , que no duchándose durante un mes.
Y luego está el
alto consumo de energía: en promedio se necesitan 28 calorías de energía
procedente de combustibles fósiles para producir una caloría de carne vacuna,
mientras solo se requieren 3,3 calorías para producir una de proteína de trigo
y otros cereales, o legumbres (lentejas, frejoles, etc.) con una cantidad de
nutrientes similar a la carne, pero más saludables. Dicho de otra forma: el
trigo es 18 veces más eficiente en el uso de agua que la carne de vaca.
VACAS VERSUS AMBIENTE
El costo ambiental de producir la carnecita hamburguesera tiene otras externalidades. Si ha sido en la selva significa más de un árbol talado por cada kilo de carne. Ocurre que criar una vaca flaca en la Amazonía requiere de la tala de hasta dos hectáreas de bosque para sembrar pastos (que terminan siendo temporales, pues pronto el suelo se compacta, pierde sus nutrientes y la zona queda inutilizable).
La ganadería
utiliza 70% de la superficie agrícola del planeta (directamente por los
pastizales) y un 30 % de la superficie total (indirectamente, por el grano
destinado al engorde). Las vacas además son grandes emisoras de gas metano (un
subproducto de su digestión). Las flatulencias de los 1.300 millones de vacas
que pueblan la Tierra son responsables del 5 %, del total de gases de efecto
invernadero, y el metano absorbe 24 veces más calor que el CO2.
El estiércol de las
millones de vacas de la industria alimentaria representa otro problema
ambiental más por la gran cantidad de tóxicos que contienen (nitratos, trazas
de antibióticos y metales pesados) que terminan contaminando las aguas
superficiales y subterráneas.
REPENSAR EL MENÚ
Tratar de ahorrar agua y energía no es moda, es una necesidad real en un planeta que, según varios expertos, se acerca al abismo ambiental. Los más precavidos propugnan la declaración de una emergencia ambiental planetaria, y la prohibición de prácticas y artefactos que derrochan energía: automóviles de alto cilindraje, yates, o la producción masiva de carne de vacuno para la industria de la comida chatarra .
Lo curioso es que
quienes preconizan la “corrección ecológica” y hábitos como el reciclado de
basura o el ‘slow food´ (en contraposición al ‘fast food’ o comida chatarra)
dejan una huella ecológica gigante, pues, generalmente, usan vehículos de alto
consumo, tipo camionetas 4×4 para transportarse dentro de la ciudad; o se
ejercitan en un gimnasio en una “caminadora eléctrica”, que derrocha energía y
contamina.
Tener gestos como
reciclar o usar focos ahorradores ayuda, pero se necesita más si queremos
extirpar el hambre y la pobreza en el mundo. Más de 850 millones de personas
padecen hambre, mientras millones mueren a causa de las “enfermedades de la
opulencia” (diabetes y otras cardiovasculares…) causadas por la dieta chatarra.
En un futuro
cercano, tendremos que cambiar nuestros hábitos de consumo, insostenibles ya
para el planeta y nuestra salud . Es decir, para que la
humanidad sobreviva con un mínimo de justicia y equidad, algunos tendrán que
reducir su consumo para que muchos puedan consumir lo indispensable.
Mountain Wilderness de Catalunya “Expedición Huayhuash 2009” que recorrió recogiendo basura solida |
Parte de la basura solida acumulada por el grupo de Mountain Wilderness de Catalunya “Expedición Huayhuash 2009” |
FUENTE:
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